viernes, 22 de abril de 2011

Semiótica y patafísica. Por Cristian Claudio Casadey Jarai

Semiótica y patafísica

Cristian Claudio Casadey Jarai (2010)

No es fácil hablar de semiótica. Algo menos complicado a primera vista parecería la patafísica. Para el común de los mortales dichos términos puede sonar algo iniciáticos, y hasta esotéricos. Sin embargo nada más lejos de sus naturalezas. Sin desear ahondar en complejidades inútiles, sobre el origen de la semiótica Rodríguez (2003) expresa:

En el rico legado de la antigua filosofía griega, es posible encontrar tanto la teoría general de los signos como algunas de sus ramas más específicas, como lo son por ejemplo la gramática y la sintomatología. Sin embargo, los estudiosos de la semiótica actualmente reconocen a Charles S. Peirce como el fundador de esta disciplina. Un gran número de las ideas de Peirce se desarrollaron en la primera etapa de su reflexión filosófica –la década de 1860– donde Peirce se encontraba fuertemente influenciado por Kant; no obstante, Peirce siguió dedicándose incansablemente a lo largo de su vida a desplegar ese inmenso abanico de posibilidades para la ciencia que implica el estudio de los signos. Sin duda, como lo dice repetidas veces Joseph Ransdell, la semiótica constituye un 90 por ciento de la reflexión y producción literaria de Peirce (pp. 13-14).

Sierra (2000) menciona que la palabra semiótica fue empleada por primera vez en su sentido moderno por John Locke en su esquema general de las ciencias. Pero en realidad la semiótica adquirió su importancia actual con el pensamiento de Peirce. La autora define entonces a la semiótica como la ciencia que estudia las formas no semánticas de la comunicación, de las maneras de transmitir y recibir mensajes que no sean la palabra escrita o hablada. Por lo tanto sería de incumbencia de la semiótica los gestos, la entonación de la voz, entre otros ámbitos posibles.

Rodríguez (2003) explica:

Comprender el proyecto filosófico de Peirce resulta fundamental a la hora de aproximarse a la ciencia semiótica y sus alcances. La filosofía de Peirce es una filosofía puramente sistemática. El hilo conductor de la “mentalidad de sistema” de Peirce está dado por la interdependencia de nuestro sistema de conceptos y sistemas teóricos (las ciencias), de modo que todas ellas conforman una jerarquía perfecta (pp. 18-19).

Así, la semiótica para Peirce es un sistema en el cual existe la jerarquía y la interdependencia entre los diferentes conceptos estudiados.

Mir (s.f.) explica que es difícil dar una definición unánime de lo que es la semiótica. En la actualidad existen numerosas escuelas y tendencias en lo que respecta a esta disciplina:

Sin embargo, puede haber acuerdo acerca de "doctrina de los signos" o "teoría de los signos". Esta definición presenta el inconveniente de transferir al término "signo" la mayor parte de los interrogantes. Para algunos el signo es, en principio, un objeto construido; para otros, es, en principio, un objeto observable; otros sólo toman en cuenta sistemas de signos previamente establecidos, que pueden alcanzar desde sistemas de señalización concretos hasta los sistemas de significación implícitos en toda práctica social (ritos, mitos, costumbres) (Mir, s.f.).

Más allá de lo enunciado por los autores nombrados, es lógico afirmar que antes de que el término “semiótica” fuera manejado ya hubo investigaciones al respecto del tema de los signos.

Estos orígenes se confunden y se pierden en las penumbras de los tiempos con el de la propia filosofía. De esta manera no es de extrañar que el mítico Platón definiera el signo en sus diálogos sobre el lenguaje. En el diálogo de Sócrates con Cratilo, se filosofa sobre el origen de las palabras y, en especial, sobre la relación que consta entre ellas y las cosas que distinguen.

Mir (s.f.) agrega:

Los hombres primitivos se contentaban con un uso puramente instrumental de los signos, ligado a sus condiciones de subsistencia (lugar donde encontrar la caza, avisar de peligros inminentes, etc.), lo que no implicaba problemáticas específicas que resolver. Pero, a medida que la realidad social se va haciendo más compleja, el uso de los signos deviene más estricto: el signo debe reproducir de forma unívoca las realidades del mundo material con el fin de preservar la integridad y la identidad del grupo humano.

Los primeros pensadores que reflexionaron sobre los signos fueron Aristóteles y los estoicos, quienes buscan las relaciones entre la configuración de los términos en el silogismo y la configuración del orden real, así como los motivos de la transferencia de valores de verdad de una a otra.

La primera ampliación del campo de estudio se la debemos a Leibniz, quien con su Mathesis Universalis, extenderá las nuevas funciones matemáticas a nuevos campos significantes. Sin embargo, el proyecto quedará inconcluso al enfrentarse con los numerosos problemas de polisemia que requerirán el regreso al estudio específico de la lengua humana. Locke y los filósofos ilustrados (especialmente Condillac) fundamentarán la semiótica en la gramática.

Como puede observarse, la discusión semiótica lleva sus buenos años rondando las mentes de los pensadores.

Según Ruano (2002):

La semiótica es la ciencia general de los modos de producción, de funcionamiento y de recepción de los diferentes sistemas de signos que aseguran y permiten una comunicación entre individuos y/o colectividades de individuos: “Es corriente que la semiótica reciba una diversidad de definiciones: como ciencia de los signos, del comportamiento simbólico o de los sistemas de comunicación. En su propio campo ha habido grandes polémicas sobre la diferencia entre signos, símbolos y señales, y aun sobre la amplitud del término ‘comunicación’” (Lyons, 1990: 14). La teoría semiótica es una teoría de la significación, por lo que busca explicitar las condiciones de la aprehensión y de la producción del sentido.

Ruano va mucho más allá en su definición de semiótica que los primeros estudiosos en el tema. Al abarcar, además de los ya clásicos problemas acerca de los signos y símbolos, el autor puntualiza también sobre sus modos de producción, funcionamiento y recepción, y con ello, aproximándose de alguna manera, a la teoría saussereana y su perspectiva sincrónica como fundamento del análisis y estudio de una lengua, en su concepción como sistema de signos organizado en base a unas relaciones intrínsecas, cuyo sentido será el máximo propósito de investigación del lingüista. Puro estructuralismo en su vertiente original. Así, es la semiología (como la nombra Ferdinand de Saussure) la que se ocupará del estudio general de los signos, en especial los lingüísticos. Esto ha sido ampliamente desarrollado por diversas tendencias y escuelas. No se puede negar que el legado de Saussure desarrolló un creciente interés por el fenómeno literario desde diversas disciplinas (Alcántara, 2002, p. 19).

Hoy, la semiótica ha traspasado ampliamente su objeto de estudio. Ya no se conforma con el hecho lingüístico: Hay una semiótica de la imagen, una semiología de la música… todo puede ser explicado o al menos analizado desde un punto de vista semiótico. Esto también encierra sus peligros. Muchos intelectuales han hecho de esta una moderna “patafísica” al mejor estilo Ubú Rey.

Según el Colegio de Patafísica:

Un epifenómeno es lo que se agrega un fenómeno. La patafísica, cuya etimología debe escribirse epi (meta ta jusika), y su verdadera ortografía 'patafísica -precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar un fácil retruécano- es la ciencia de lo que se sobreañade a la metafísica, sea en sí misma, sea fuera de ella, extendiéndose tan lejos de la metafísica como ésta se extiende más allá de la física. Ejemplo: al ser el epifenómeno frecuentemente un accidente, la 'Patafísica será la ciencia de lo particular, aunque se diga que no hay ciencia más que de lo general. Estudiará las leyes que rigen las excepciones; explicará aquel universo suplementario al nuestro, o menos ambiciosamente, describirá un universo que se puede ver, y que quizá se deba ver, en lugar del tradicional; dará cuenta de las leyes que se creyó descubrir en ese Universo como correlaciones a su vez de excepciones, aunque más frecuentes, en todos aquellos casos de hechos accidentales que, al reducirse a excepciones poco excepcionales, no tienen la atracción de la singularidad.

DEFINICIÓN: La patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias, que atribuye simbólicamente a los lineamentos las propiedades de los objetos descriptos por su virtualidad (p. 1).

Así, desde la pataflexia a la panintroatlanteología, la ciencia patasemiótica vive sus días de gloria. Todo lo explica, todo lo soluciona, todo “suena fino, culto”. Lo importante al final es el lenguaje sobrecargado de palabras vedadas al neófito, en una especie de neoesoterismo intelectual, propio de las clases académicas o de quien atesora un saber en especial, al estilo de la edad media, cofradías incluidas. Un recinto de clases puede ser el más cruel disparador semiótico de términos incomprensibles, pero muy apropiados para lucir en compañía de obligados asistentes.

Maxwell (1996, p. 9) menciona que una de las ventajas de utilizar una teoría de alto nivel es que ella puede ofrecer un marco para lo que observe el investigador tenga sentido, o bien pueda conectar datos que a simple vista pudieran parecer aislados o irrelevantes. Solución: Semiótica. Cualquiera sea la teoría, un “bocado semiótico” es una tentación difícil de superar. Una perspectiva de esa índole se abre campo sonoramente entre el mar de neuronas al momento de la redacción de un “trabajo académico”.

De esta manera, el monstruo científico que Jarry había creado con su patafísica, en tono sarcástico e irónico, se ha transformado, por obra y gracia de las universidades, en la degeneración de la semiótica.

Pero no todo está perdido. Tampoco es que el problema sea tan terrible. No es una guerra ni una catástrofe natural. Ni siquiera algo que haya salido mal. Es menester recordar la obra de Eco, donde patafísica y semiótica van de la mano. Una complementa en “cierto sentido” a la otra. Así, la patafísica, de una manera a veces sumamente irónica revela las relaciones semióticas que se esconden en los planos del mundo ordinario, cotidiano, como figuras invisibles pero presentes, reservadas sólo a la intuición, o al espíritu según una óptica religiosa. La patafísica le imputa a la vida la convulsión de insólitas relaciones lógicas desde circunstancias imaginarias. A pesar de ello, su utopía final no consiste en llevar una conexión con lo real sino trascender lo cotidiano por el hecho de comprender que lo imaginario es parte de la vida diaria.

Cultivar el poder de sembrar realidades inexplicables desde lo adecuadamente reconocido como normal o real, sin encarar a los ordenamientos de la razón se justifica en esencia como una semiótica primitiva o patasemiótica en su propósito de investigar una significación en realidad vacía. Nada más difícil que definir nada. La ausencia de significado por el significado mismo.

Referencias

Alcántara Mejía, J. R. (2002). La escondida senda: poética y hermenéutica en la obra castellana de fray Luis de León. España: Universidad de Salamanca.

Colegio de Patafísica citado en Artefacto (1999). Patafísica, la ciencia de las soluciones imaginarias. Documento recuperado el 13 de marzo de 2010 de: http://www.revista-artefacto.com.ar/pdf_notas/58.pdf

Maxwell, J. (1996). Qualitative research design. Interactive approach. London: Sage Publications.

Mir, F. (s.f.) Semiótica y comunicación. Documento recuperado el 10 de marzo de 2010 de: http://personal.telefonica.terra.es/web/mir/ferran/semiotica.htm

Rodríguez, D. M. (2003). La teoría de los signos de Charles Sanders Peirce: Semiótica filosófica. Tesis de licenciatura. Universidad Católica Argentina, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Filosofía.

Ruano Faxas, S. A. (2002). Comentarios acerca de la semiótica como fundamento para el curso de comunicación no verbal. Documento recuperado el 10 de marzo de 2010 de: http://knol.google.com/k/comentarios-acerca-de-la-semiótica-como-fundamento-para-el-curso-de#

Sierra, I. (2000). Semiología y significado. Documento recuperado el 10 de marzo de 2010 de: http://presencias.net/indpdm.html?http://presencias.net/educar/ht1040k.html