lunes, 20 de octubre de 2008

La Leyenda del Cabaret Mimí (Leyenda).

La Leyenda del Cabaret Mimí.

A mano derecha de la ruta hacia la ciudad de La Plata, a la altura de la rotonda de Alpargatas, se encontraba un exótico cabaret llamado Mimí.

La edificación del templo hedonista era un tanto estrafalaria. En forma circular, se asemejaba un poco a un silo en medio del campo. Su cartel luminoso atraía durante las noches a camioneros y otras almas solitarias propias de la fauna nocturna.

Las trabajadoras del sexo eran de las más variadas edades y razas pero tenían en común la desgracia en sus vidas y la tristeza en sus ojos.Cuenta la historia que un transportista de nombre Mario en el año 1997 estacionó su pesado camión a un costado del camino y cansado ingresó al tugurio.

Se sentó en la barra y pidió lo de costumbre, un fernet branca con coca cola. Encendió el último de sus cigarrillos traídos de contrabando de Paraguay y somnoliento disfrutó del mediocre espectáculo nudista. Una gorda sudada que despedía un espantoso olor a chivo trataba de realizar ridículas acrobacias en el caño del escenario en una pésima imitación tercermundista del baile yankee.

El imbécil conductor se enamoró perdidamente del bagarto y esperó al término del número para contratar el servicio de la obesa meretriz. Fascinado por el precio económico del placer entró de la mano de la prostituta a una sucia habitación donde un colchón pelado y nauseabundo los esperaba impaciente. El chofer se entregó a su desenfreno carnal sin molestarse en lo más mínimo por el ambiente pordiosero del asqueroso cuarto. Al cabo de una hora el infeliz quedó rendido por el cansancio y la saciedad. Se durmió profundamente. Sorprendido, despertó totalmente desnudo entre los pastos sin señales del antro ni de su vehículo. Ya declarando sobre los hechos en la comisaría local los corruptos policías le decían entre risas: -"Pedazo de borracho, si el cabarute de la Mimí lo mandó a prender fuego el cabezón trasca hace dos años. Déjate de joder y larga la ginebra".

Desde entonces, los camioneros de Hudson se cuidan de no parar en ningún cabaret que lleve por nombre Mimí.
Cristian Claudio Casadey Jarai