lunes, 8 de diciembre de 2008

Selección de Poemas de Francisco Robles Postigo (España).


1.

1.

Hace mucho tiempo que me fui ; os veo, comparto vuestras bocas y miedos.

Hace tiempo que no bailo en alfombras rojas;

Aquí, tan parado delante de mis olivos,

No hay días festivos ni hollywood.

Espero las sesiones de espiritismo en fascículos a distancia.

Espero en frascos de formol el sexo no correspondido.

Hace siglos que leo vuestro idioma.

Me perdí en vuestras fiestas psicodélicas y os hice creer que soñaba con vuestros méritos.

Hundo mis pies en el barro y voy olvidando sin pensar todos los labios que me insultaron, todos los gritos que molestaron  mi silencio.

Mientras asciendo confundo mi suerte con la levedad de todas mis inútiles ideas.

Abro los ojos. Abro la última puerta de la trascendencia; sin dioses, sin levitación.

El sol no me pertenece, la vida es otro juego más.

No tengo nada y eso me hace feliz, incluso la felicidad se ha evaporado.

2.

El concepto felicidad se diluye cuando la simplicidad se adueña de mis pasos.

He abandonado las viejas costumbres y mi viejo nombre.

He construido un hogar sin pilares en torno a esta soledad.

Si creo o debo creer, creeré en la ausencia, en la inutilidad.

He quemado mis calendarios para inventar un nuevo baile.

Visito los libros para hacer una clasificación de errores

Que yo mismo cometí con la violencia de un despojado.

Por qué es tan pequeño vuestro mundo desde aquí, por qué no me rozan vuestros brazos.

He trazado esta ruta sin intenciones ,por el simple impulso de andar.

Ya no persigo nada, no pretendo encontrarme, ni casarme con nuevas verdades.

No hay más mundo que el representado por este segundo, por la extinción.

No pretendo limpiar mi mente, vaciar mi conciencia.

Auguro mis defectos y me congratulo de ellos. Serán mi bandera.

3.

Sigo visitando mis negligencias. Una a una.

La noche ya no es un pretexto para perderme, para desaparecer.

Cuando abre el día me golpea tu recuerdo.

No he pedido ser normal, pero imagino una bossa nova, un cigarro, un día seco.

Un día sin ti, sin voces.

Imagino la soledad como el gran triunfo de mi existencia.

Una gran copa de un buen rioja como reflejo de lo extraño que es respirar.

Lo extraño que es todo cuando la vida se ve desde lejos.

Me he ido y estoy entre vosotros.

Desde aquí no hay bandas sonoras que me acompañen,

No hay heroínas que me esperen al final del camino.

Todo lo que aprendí en mis escuelas oficiales se evapora.

Todo lo que aprendí en las calles en mis noches narcóticas queda tan atrás:

Que ya no soy ese yo que amaste; ya no puedo amarte con ira,

Desgarrarte la lencería con desesperación.

No hay amargura en este exilio, no hay razones para aniquilarme.

No tengo motivos para una despedida tan prematura.

Pero soy tan libre hoy; soy tan poca persona que comprendo la humanidad.

 

4.

Esa humanidad de la que nunca logré sentirme parte.

Nunca pude lamer vuestras convenciones.

Me perdía en ferias y congresos para grabar tu sonrisa.

Me dejaba arrastrar hacia la multitud para ganarme tu piel todas las noches.

Pintaba tu boca y olvidaba la putrefacción.

Escribía para ti todos los días historias que ardían con una velocidad sublime.

Ahora nada tiene valor y eso hace cada instante más valioso.

Ahora no importa de qué color te pintas los ojos o qué perfume me hace envidiar tu esencia.

Escucho música etérea, recupero partes de mis mecanismos de defensa.

No es concebible el olvido en esta siesta sin retorno.

No siento desgarro mientras mis pies abrazan el barro.

Ahí abajo he dejado mis libros y mis abstracciones.

Estoy ya tan lejos y todavía puedo oler el asfalto.

Todavía puedo soñar las idioteces que proferíamos cuando nos creíamos dueños de los bares, representantes de sueños.

Todavía rememoro la compañía de amores que se compraban sin pensar.

5.

Pero ahora he vuelto a un origen, a Whitman, a algo que no sé si fui.

Tengo que romper con la carga de la adjetivación para reiniciar mi aprendizaje.

Seguiré con mis lecturas cruzadas mientras que el sol estalla y somete a la escarcha.

Por primera vez vivo en calma y todavía no sé si es bueno, si hay algo bueno o si el concepto bueno es sólo un universal a negar.

Voy a estar fuera de este mundo estando dentro,

Voy a buscar la Gran Vía sin buscar, sin hacer haciendo.

Voy a olvidar todo lo que he sido buscando constantemente entre mis recuerdos.

Fuera de este teatro, alejado en mi retiro bucólico tan cerca de vosotros.

 

2.

1.

Sentado o yacente observando como no pasa nada.

Recuérdame, por las noches, en ferias de pueblo, lamiendo insatisfecho grandes vasos de tinto.

Recuérdame, por las tardes, sentado en el arcén de una carretera comarcal.

Los ecos de tu mente serán sólo los años baldíos.

Recordando recuperas la conciencia vital, el pasado que te golpea la espalda y te magulla la voluntad.

Recuérdame, en tu lecho, intentando amarte en silencio, con tranquilidad, apaciguando tu rechazo,

Obviando el mundanal proceso de destrucción.

Ya no quiero ser tu profeta en tardes de rebaja.

Quiero que me recuerdes sentado en el diván, gritando mi anormalidad.

2.

Un vaso de agua fría.

Mirarte en el desierto.

Todo amarillo. Una casa blanca rompe la dictadura cromática.

En el asiento de al lado se proyectan tus ojos ocres, tus trazos impresionistas.

Impregnas mi ser.

Reconozco la distancia y la estupidez de pensar en amor.

El dolor del viaje no termina sino que rompe un instante.

3.

Viento: el sur, una calle ancha ahogada por cipreses.

Ahora no necesito sustancias;

He olvidado las categorías, he roto los dogmas.

He matado a Stalin en el fondo de un cajón opaco.

Me pierdo en destilar mi ahogo,

Me continuo sumiendo en la contemplación estética.

Ando en el hilo irracional, en las retahílas de mis cafés adictivos.

Obtengo la recompensa de mi ataraxia.

4.

Hay casos especiales y cielos ausentes.

Amar ojos ineptos, tirar la vida por el water.

Hemos roto el camino y no hay sentido para la verdad.

Nos sentamos solos en cafés como en cuadros de Hooper.

Todos solos. Átomos vestidos de visillos.

Las sillas a juego con el sofá y la humillación servida en café expreso.

Voces en inglés indican genocidios.

Nos queda el arte resumido en un reloj y colecciones de septiembre.

5.

Encender lucernarios es buscar ojos, anhelar charcos.

Podemos estar desenfocados hoy, podemos recibir nuestros sexos en un collage impresionista.

En el otro lado hay habitaciones vacías y sueños de orina de viejos barbudos.

Aquí, en mi orilla, están tus pechos y el ritmo de tu voz.

Puede ser que los cables y las antenas nos traicionen hoy.

Si no te vas, guardo mis dedos en un cajón y bailamos este vals.

Si no te vas, dejo caer mi cuerpo junto a tu pálpito en un sueño de conjunción.

Decir hoy es una reducción al absurdo. Temporalizar tu mirada es negar este temblor.

6.

Había pensado coronar tu mirada con noches y viñas.

Pero otra vez se me ha secado el cigarro al viento.

Mirándote, se me ha parado el reloj en un giro de sobremesa.

Apuntaré mi sonrisa al vacío, buscando la búsqueda,

el alba.

Da igual mañana, da igual esta pena tan bien lograda, tan bien fingida.

Envíame imágenes fluorescentes cuando recuerdes mis brazos.

Insonoriza mi miedo cuando inventes diccionarios para hablar de este amor.

7.

Siempre hay una luchas de contrarios en la pugna por la cópula.

Siempre hay un olvido metafísico en el abandono de los brazos.

La esquizofrenia recorre versos panerianos.

Ahsberry propone la aceptación del gris.

La verdad en silencios budistas, luces de neón se erigen en posibilidad de lo futurible.

Proyección del fieltro abrazando puertas.

El miedo a la luz escamotea juegos estéticos.

Y ahora miro personas en metros y tranvías perdiendo la mirada en paisajes imposibles.

Y deseo el puño de sus camisas, la leve arruga debajo del cuello.

Miles de átomos inventan el baile en un sexo múltiple, coordinando lo invisible.

8.

La humanidad es el crimen.

Esta mano es el artificio, la cruel prueba de mi vacío.

No aguando mi anhelo, mi cuerpo es pura inercia.

Nada se erige en valor, todo es presencia inerte de un segundo decadente.

Quise saborearte, poseerte, pero siempre hay un absorto muro.

Hay que detenerse en los ojos que no saben regalar.

Me convierto otra vez en una cosa que anda.

Ayer visité una fiesta poblada por coágulos, quizá cópulas futuras.

Todos ya muriendo,

Todos ya cayendo.

Ayer olvidé nombres, tiempos futuros

Escancié mi pasado.

9.

Me queda el último eco de tu voz en esta tarde que muere sin novedades.

Sigo sin ser el objeto de una ciencia real. No soy un synolon, ni rastro de un movimiento.

No soy ímpetus, ni el rescoldo de una mesa-camilla.

Soy un punto estático, la estrategia de tu piel.

Resido en tu espalda, en la repetición de tu presencia arañando mi almohada.

10.

Estamos todos perdidos.

Como en la oscuridad de un hotel.

Todos necesitamos un abrazo o la inmediatez de una palabra.

Es difícil fijar la mirada, detener un instante.

Busco tus pies entre las sábanas, me deleito en la arqueología de tu rastro.

11.

Hay dioses en el Baixo Miño.

San Isidro regala hoy copas y yo me reduzco en este sofá.

Bungalows, I Ching.

Otro agujero se cierne. Esculpe mi silencio.

Quiero cantar o saltar sobre fuego de San Juan,

Pero sólo me acompañan patadas en este café.

12.

Me aparezco ante una copa ancha de cerveza fría.

Me anulo respecto a matrimonios, bautizos y fines de curso.

Hoy no es jueves, hoy no tengo un jersey de hilo para aislarme de la noche.

Y siento la velocidad en mi sien.

Van a dar las nueve.

Joyce, mucho alcohol. Quién es capaz de derretir este silencio.

13.

Miedo a perder, miedo a rellenar hojas caducas.

Vuelvo a caer o vuelvo a la búsqueda de una pérdida.

Avivo el fuego, me acerco a Faulkner.

Busco en los besos mis carencias.

He olvidado las noches para encontrarme más allá de cualquier dolor.

Aquí no hay música de fondo;

Mis brazos han perdido fondo. Quién inventó el caos.

14.

Me detengo en una vieja silla a leer a Auden. No me fascina. Retórica lenta.

Se escuchan golpes en una madera.

Despojo, ausencia de adjetivación.

He caminado para no encontrar un rumbo, para ralentizar mi escritura.

Apagar, esquivar.

Sólo hay viento y máquinas frente a los granados.

15.

La idea absurda de una tarde sin novedades.

Mi maquina suena como una idea de Heidegger.

Roto por las rutinas de la inopia.

Solo con Bukowski.

Nada en mi nevera. Ahora que he encontrado la paz no puedo hablar.

Me siento estático en mi nuevo vacío, en mi nuevo estadio sin fe.

No quiero traspasar este hueco.

No quiero taladrar esta nada.

Debería dolerme esas caras de esos fascistas, de este paro forzoso en la lucha

Pero el mediterráneo me impone esta calma y mi mujer es tan morena

Que sueño con paraísos undergrounds y noches en terrazas chill out,

Fuera de Catulo y la honda preocupación de parir versos eternos.

16.

Escribir, buscando a Sade o a la violación de la verdad, de alguna verdad.

Me busco en mi retiro.

Intento comprender el silencio ralentizando esto que es mi vida.

Tengo que rescatar algo de algún pasado de alguno de mis pasados.

Cubrir mis miedos sin lisonjas, ser byron en una sociedad tecnológica.

Pero es una utopía alejarse de la velocidad.

Hablo con mi mujer y un blues me rompe la tarde.

A veces vuelve el animal y me pide una ración de cordura irracional.

17.

Me duele la tarde y otros aspectos irrelevantes como el sol que no existe o la metonimia o los días de escarcha.

No debería escribir no debería estar aquí;

No debería haber leído a Cioran.

Hoy hay que traspasar la línea que separa el desnudo de la racionalidad.

Hay que hallar terrenos alternativos a Maqroll,

Días eternos de tabernas y olvidos.

Intento caminar hacia un espacio sin destinos, sin brazos ni abrazos.

No debería haberme enterrado en letras imposibles o tacones infinitos.

 

18.

Difícil.

Abro otra tarde y sacrifico esta fe hacia el color de las cosas.

Gris o ámbar: el sabor de la ausencia me imagina en sillas de mimbre, en mamposterías de reyes arcaicos.

Conduzco mi voz a una nulidad en la que moran tus pezones.

Podemos brindar hoy aquí, en mi vida pintada de estiércol y terral.

Brindemos para celebrar que hemos perdido, que el movimiento es un invento cruel para nuestra sinrazón.

19.

Estoy ahogándome en la lenta decrepitud del sueño,

Perdido en las palabras.

Perdido en la inutilidad de la significación.

Es imposible encajar lo inefable, aprisionar todo esto que siento por esto que eres tú.

Ni en la rapidez de un verso de Bukowski o en el lento recrear de Elliot puedo hallar la definición del calor de tus muslos.

Busco en la música, en la copa vacía, en la noche como un pretexto existencial.

Pero tú sigues más allá de estos primeros planos.

20.

Siempre un extranjero, un idiota perdido en noches.

Sin posesiones, las manos alienadas.

No estaba preparado para que te convirtieras en el centro de mis extravagancias.

Sin trámites, he despertado del terror de mis silencios.

21.

En mi pasado la felicidad era una ventana abierta

Y el sol insultando la rutina.

Nos emborrachábamos como los dioses que éramos

Encadenando días y brisas.

Los dedos escribían realidades difusas, artificiales.

En mi pasado el sexo era un regalo y una excusa metafísica.

Los besos se robaban con mentiras e invitaciones a otros paraísos.

 

3.

1.

Han barrido ya las miradas.

Ahora, sin piel, la camisa huye.

Han asesinado de nuevo las sonrisas;

Y sólo tú sabes llegar vacilante,

Rompiendo acaso el silencio de un grito a oscuras.

Ebria, despeinada, aúllas mentiras que huelen a verdad.

Sé que nadaste en ávidos corazones

Y todos gemían aquel estúpido leitmotiv:

Perecemos de todos modos.

2.

Dime Dios (si te atreves a gritar desde tu pedestal)

Dime si al final de la tragedia,

Desde la cavea infectada de barro,

Aplaudirán los metecos mi gloria,

Besará Lesbia mi fracaso.

Dime Dios (y censura las miradas)

Dime si al final del camino,

Tras la mentira, será dura la caida,

Susurra, ¡tú¡, mezquino,

Para qué tanta sangre, vómito, semen y saliva.

3.

Inmerso en espacios impertinentes, tus labios regalan mundos ulteriores

y yo ya no bailo en centros comerciales.

Sorteo alambres, busco apagones.

 

Hoy es imperativo de caída. No hay espacios contiguos ni colores fijos en mi almohada sincronizada.

Te sigo viendo con mi mirada rota, con mis días extraños.

Te sigo bailando el nombre en noches fluorescentes.

Hoy es sinónimo de manos huecas y la carencia de tu roce.

Mientras fuera hay mucho ruido y esto se pudre,

Mientras alguien fuera canta y yo aniquilo el solipsismo de la masturbación vespertina.

Me convierto en algo bueno para morir en secuencias legales,

Algo decente para caer en el terrorismo de la luz del mediodía.

4.

Quiero quedarme a solas con mi pensamiento a las cuatro de la tarde.

Te imagino en la playa, asombrada por la levedad.

Ayer, tu terraza fue una invitación al escalofrío.

No hay más que el miedo a caer, el miedo de tus labios, el pavor de necesitar tus ojos imposibles.

Necesidad de pantallas encendidas y dedos urgentes; caídos contra la pared, resbalando en el suceder.

Intento mover muros con mónadas y alegorías y me conformo con el baile de una hoja.

Necesidad de la velocidad, del fluir de los miembros en habitaciones ajenas.

He equivocado mis ojos y la lírica de noches sesgadas,

Me he perdido en pechos erectos que sonríen y días sangrientos que hablan de nada.

Necesidad de la belleza, pero se oponen cráneos rasurados en esquinas oblicuas.

Siento el tormento en mi pecho porque me asusta que al sur del sur no haya epistemología.

5.

Entro en la ciudad.

Desnudo, sus miradas acusan.

Se yerguen ante mí estatuas infames.

Beso las paredes.

Intento aferrarme al callejón marginal.

Pierdo la fe en piernas impersonales.

Piso los últimos escombros.

Después no hay nada.

El reo reza sin lágrimas.

La puta pobre no sabe ya llorar.

La ciudad.

Las colmenas gimen el estupor de damnificados ignorantes.

La ciudad.

Perros escuálidos cagan en el ayuntamiento.

La ciudad es una peregrinación a la excesiva certeza.

La ciudad es un enemigo con armas de fuego; la gente putrefacta.

Después no hay nada; pierdo mi yo, arden banderas.

Mueren nucas en el asfalto.

La ciudad.

6.

Entre un denso olor a gasolina tus ojos buscan un abismo familiar.

Rugen arriba los aviones y el asfalto hunde la goma de mis pies.

Nos dijeron que la belleza era todo y tu voz verbum interioris.

Retengo mi mundo en este segundo.

Sólo este segundo. Sólo mi mundo.

7.

Deteneos en la cópula; gozad la rabia, escupiendo manos omnipotentes.

La absoluta perfección es el sumo placer. Respirad en la reciprocidad de los flujos;

Sólo el espasmo es indubitable.

Concibo mi alma como un pene estriado.

Gritado el ocaso y la belleza de la extensión.

Sólo sé que soy un cuerpo.

En mí navega la razón a hurtadillas, buscando metódicamente tu sexo y tu volumen.

8.

Nada que decir en la densa certidumbre,

Acusando la fría indiferencia de tu piel rasgada.

Nada que engullir tumbado en el frío asfalto;

No temo el vello de tu sexo rasurado

No lloro los días fúnebres

No grito la injusticia en salas castas de placer

No niego lo infame, no amo tu sofá mullido.

Amor es sinónimo de desidia. Cruda verdad, golpeando la esperanza teñida de negro.

Devastadora soledad.

En una playa preñada de luces perdí mi fe, mi victoria de días grises.

9.

Detrás de escombros, surge la idea de amarte.

En estaciones de autobuses siento el casi de tus labios.

Quiero oír que algo va bien,

Tocarte en salas de espera, mientras espanto el ruido de colchones roídos.

Anhelo rozar tu sexo, sentir tu sonrisa.

La vida duele muy deprisa

Y tu segundo no me pertenece.