Hace muchos años, allá en la lejanía de un desierto, un Mercader encontró un Oasis y decidió establecerse en ese lugar con su familia, construyó algunas tiendas de campaña y le daba agua, alojamiento y alimentación a los forasteros que pasaban por allí a cambio de algún dinero.
Un día pasó un forastero que hizo amistad con el mercader, al día siguiente cuando se iba a marchar el forastero dijo no traer dinero pero a cambio le entregó una piedrecita, a lo que preguntó el mercader: - ¿qué piedra era esa? El forastero le indicó que allá muy lejos existen unas minas dónde extraen de estas piedras y son muy valiosas, - ¿cómo se llaman? preguntó el mercader, - le dicen diamantes, respondió el forastero y se marchó.
Después de algún tiempo volvió a pasar por ahí el forastero y quiso ir a saludar a su amigo el mercader. Pero observó el lugar muy distinto con calles, aceras y edificios a lo que preguntó a un señor, quien era el dueño de este importante lugar.
-Yo soy el dueño, respondió el señor y añadió: - Este negocio me lo vendió una señora que estaba sola con sus hijos porque el esposo se había ido muy lejos a buscar diamantes y no volvió más.
Entonces decidí cavar cerca del Oasis para buscar más agua y encontré una mina de diamantes, por eso ha progresado tanto este lugar.
Recopilación: Luis Alberto Chinchilla Elizondo