Curiosamente, a diferencia de otras partes en el globo terrestre, la ciencia ficción en la extinta Unión Soviética siguió su propio camino, alejada de los estereotipos anglosajones.
Comenzó a penetrar en las profundidades del alma humana mucho antes que la corriente americana.
La peculiaridad del género tras
Un relato sumamente interesante es “El sol líquido” de Alexander Kuprin, quien en 1912 predice la utilización de la energía solar. Algo más imperialista y jocosa para algunos es “La estrella roja”, novela escrita en 1908 por Alexander Bogdanovdonde se relata la realización del ideal comunista en el planeta Marte, similar en tema a lo desarrollado mucho después en el séptimo arte en Italia con la serie de televisión “Fascistas en Marte”, de carácter cómico, ácida crítica al totalitarismo de Mussolini.
A pesar de que a simple vista se piense lo contrario, tanto en el mundo socialista como en el capitalista, era común la adaptación al cine de la literatura, como por ejemplo la novela Aelita de 1922 que fue punto de partida para la película del mismo nombre conocida también como “El Soviet en Marte”. De magnífica trama, cuenta la historia de unos astronautas que llegan al planeta rojo donde conocen una espléndida civilización, que resulta ser ni más ni menos que
Imposible no nombrar a Alexander Beliaev, llamado por muchos “el JulioVerne soviético”. Gran crítico de la sociedad capitalista era también muy meticuloso a la hora de describir con exactitud hechos científicos.