sábado, 8 de noviembre de 2008

Un poco sobre la desaparecida Ciencia Ficción Soviética (Primera Parte).


Curiosamente, a diferencia de otras partes en el globo terrestre, la ciencia ficción en la extinta Unión Soviética siguió su propio camino, alejada de los estereotipos anglosajones.

Comenzó a penetrar en las profundidades del alma humana mucho antes que la corriente americana.

La peculiaridad del género tras la Cortina de Hierro hizo que se alejase de la visión occidental. Se puede notar una lucha dialéctica entre literatura “oficialista” y “disidente”, a pesar de la brutal censura que imperaba en el régimen. No es extraño encontrar un “amor a la ciencia” a veces algo exagerado, era también el estado omnipotente, deseoso de inculcar la importancia de la misma que en cierta medida fomentó el desarrollo de la ciencia ficción, siempre con fines didácticos.

Un relato sumamente interesante es “El sol líquido” de Alexander Kuprin, quien en 1912 predice la utilización de la energía solar. Algo más imperialista y jocosa para algunos es “La estrella roja”, novela escrita en 1908 por Alexander Bogdanovdonde se relata la realización del ideal comunista en el planeta Marte, similar en tema a lo desarrollado mucho después en el séptimo arte en Italia con la serie de televisión “Fascistas en Marte”, de carácter cómico, ácida crítica al totalitarismo de Mussolini.

A pesar de que a simple vista se piense lo contrario, tanto en el mundo socialista como en el capitalista, era común la adaptación al cine de la literatura, como por ejemplo la novela Aelita de 1922 que fue punto de partida para la película del mismo nombre conocida también como “El Soviet en Marte”. De magnífica trama, cuenta la historia de unos astronautas que llegan al planeta rojo donde conocen una espléndida civilización, que resulta ser ni más ni menos que la Atlántidaterrestre, destinada siempre a la desaparición. Con gran contenido político, es una obra maestra que escudriña en las razones mismas del proletariado, con revolución socialista incluida en el lejano planeta más las grandes dosis de romance que nunca deben de faltar en una buena historia.

Imposible no nombrar a Alexander Beliaev, llamado por muchos “el JulioVerne soviético”. Gran crítico de la sociedad capitalista era también muy meticuloso a la hora de describir con exactitud hechos científicos.

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Cristian Claudio Casadey Jarai