lunes, 20 de octubre de 2008

La Estación de Hudson (Cuento).



La Estación de Hudson.

El olor de las gomas quemadas apesumbraban la densa atmósfera de la vieja estación de Hudson. El destartalado ferrocarril al igual que hace décadas surcaba las frías vías hacia la ciudad madre. Al costado de los rieles todavía se asomaban los restos de lo que todavía se mantenía en pie de la antigua materia. La avenida Otto Bemberg ya no era lo que había sido antaño.

El pueblo dormía aquella tarde el ocaso de las pampas olvidadas en el tiempo, tierras de luchas y penas. Un perro paseaba por el andén en busca de alimento. La señora del puesto de diarios, alma caritativa, cuidaba de los animalitos abandonados por sus insensibles dueños. El sabor a mate amargo se confundía con el alcohol en el paladar del joven maquinista. La vieja locomotora de arcaicas épocas peronistas no deseaba avanzar más.

Un pasajero, mientras esperaba eternamente escuchaba en su radio portátil las noticias: -"Hemos ingresado al primer mundo" se oía decir al presidente Menem. La virgen en su altar cuidaba la estación. Sólo atinó a derramar lágrimas de vergüenza...
Cristian Claudio Casadey Jarai