jueves, 5 de mayo de 2011

Sobre la locura de Alan García. Por Rubén Vedovaldi

La locura es una defensa contra la angustia, la estupidez es una defensa contra el sufrimiento por sentirse desplazado.
El verdadero problema o temor actual de ALAN GARCÍA no es el fantasma de Osama bin Laden. Mucho más que ese espectro lejano y difuso, Alan García sufre hoy una herida profunda de su narcisismo y de su necesidad de no morir, de seguir siendo amado y necesitado por su pueblo. Pero nadie es eterno, nadie es imprescindible. Y por ley de la democracia, en su renovación periódica de los presidentes, hoy el dos veces presidente peruano, adicto al poder pero ya impotente, comprende con dolor que la historia lo desplaza, que Perú ya no lo necesita como presidente y que se consulta la voluntad popular para reemplazar al ayer mimado ALAN GARCÍA por otra u otro. Ya nadie lo aclamará más a él.
Pero ese sufrimiento fue sumergido en lo Inconciente profundo por ser demasiado doloroso de soportar, el tener que dejar el lugar de poder tan deseado.
Entonces su mala conciencia le propone un engañito contra esa angustia, le proyecta el fantasma de su propia muerte política sobre otro más muerto que él:

"Yo me siento morir porque voy a ser desplazado y reemplazado, pero VEAN COMO OSAMA BIN LADEN ESTÁ PEOR QUE YO PORQUE LO HAN MATADO.
MILAGRO ya no sufre, MILAGRO, ahora, viendo ese cadáver baleado me alivio y le digo al mundo: MI FE ME HA SALVADO A mi me van a reermplazar muy pronto,
pero a mi enemigo, o al enemigo de mi amigo, le va peor, porque está muerto".

Ese es el proceso psicológico inconsciente que hace ALAN GARCÍA. No es estupidez, no es locura; es un poco de delirio defensivo para aliviar su propia angustia. Todos hacemos eso, todos negamos la realidad que nos hiere el narcisismo, todos negamos que el tiempo pasa y la historia nos desplaza a todos.